29 de mayo de 2015

La Gemma del cofre

Eran cinco aventureros
repartiéndose un tesoro:
oro, joyas, pinturas...
Todos objetos valiosos.

Eran cinco aventureros:
cinco partes del botín.
¿Qué discutían entonces?
El primero en elegir.

Se levantó uno decidido:
"¡Creo debo comenzar yo!"
Y como era el más anciano
fue él quien empezó.

El segundo, muy agudo,
vió aquí su oportunidad:
"Deduzco pues que es mi turno:
soy el segundo en edad".

Y así fueron escogiendo,
y el cofre se vació,
mas quedaban muchas joyas
cuando al pequeño le tocó.

Se acercó, sonriente.
Se inclinó con cuidado.
Extrajo una pequeña Gemma
y empezó a buscar el candado.

Los demás le miraban
(alguno incluso sonreía)
"Joven, no temas nada,
coge toda esa joyería".

Y el chico se reía.
"No os preocupéis, camaradas,
mala es la avaricia:
ya tengo lo que quería".

El anciano tomo su mano,
y el cofre volvió a abrir.
Tomó un diamante en su mano
"esto deberías elegir".

"Es más brillante, y más caro,
más valioso, en general.
Véndelo, serás millonario,
mil Gemmas podrás comprar".

Negaba el chico:
"Gracias, mi buen amigo,
pero me toca rechazar.
Tengo aquello que quería alcanzar".

Entonces fue el segundo,
con una esmeralda pura:
"si coges esta joya
la mujer que quieras será tuya".

Y el chico rechazó de nuevo:
"Gracias, fiel compañero,
pero esta Gemma prefiero:
tengo ya lo que quiero."

Y asi, uno tras otro,
le enseñaron todas las joyas.
Y todas el chico rechazaba,
no quería otra cosa...

Los demás se asombraban,
y al final la pregunta llegó.
"¿Por qué esa insignificante Gemma?"
El más anciano preguntó.

"¡No es insignificante!"
Dijo el chico enfadado.
"No por tamaño o precio
es una joya la más grande".

"Os voy a contar un secreto,
¿sabéis por qué empecé el viaje?
Porque sueño con esta Gemma
desde nuestro primer hospedaje"

"No necesité más que un segundo
para reconocerla en este cofre:
pequeñita, trasparente...
como queriendo no ser importante".

"Se bien que no destaca tanto
como el rubí o el azabache.
Pero con ella he soñado...
Es la única que me vale"

Y entonces, de repente,
un rayo de luz amaneció.
Quiso Dios, o el Destino,
que a la Gemma iluminó.

Fueron cinco gargantas,
pero solo una exclamación:
la sala se llenó de luces
que la Gemma reflejó.

Se quedaron embelesados,
tal era la belleza del lugar,
hasta que dijo uno de ellos,
"¿qué luces darán las demás?"

Y pasaron la turquesa,
el zafiro, la amatista,
todos los dorados anillos
e incluso una enorme perla.

Y niguna la luz reflejaba
como la reflejaba la Gemma...

***

¿Qué quiero decir con esta historia?
Que tú y yo somos, al final,
dos piedras pequeñas, si valor,
en el cofre de la humanidad...

..o eso parece a simple vista.
Porque, al igual que a esa Gemma,
si me refleja la luz de tu sonrisa
me siento más valioso, más querido,
más grande, más yo mismo...

Siento que soy como esa piedrecita,
y tu esa joven que me ha escogido...

(¡Y viceversa...!)

Y por estos dos meses juntos,
que son en si un tesoro
(como el de los cinco aventureros)
pérmiteme que te diga...

Que te quiero...

¡Y que te sean leves
los estudios el 29!